Terminé la tesis

PENSÉ QUE NUNCA ACABARÍA, EN SERIO.

El que se haya mandado el trabajaso (disculpen, pero es un cham-bón) de hacer la tesis, entenderá completamente el gran logro que significó estar parada frente al jurado y exponer el trabajo que me costó dos largos años. Dos años de mantener la disciplina, la cordura, barajar el mal humor, patear en el culo a la depresión y seguir adelante a pesar que muchas personas pensaran que estoy perdiendo mi tiempo.

Se acabó al fin la etapa universitaria. Puse un punto y ahora le doy enter a un nuevo episodio de mi vida.

Estoy feliz.

Una canción para sentirse feliz.

 

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Encuentros cercanos de NINGUN tipo

Hay épocas del año, que pueden durar días, semanas o meses incluso, en las que la acción chico-chica se detiene, se evaporiza, se desvanece entre conversaciones de trabajo, reuniones con amigos y visitas excesivas al facebook a chequear si hay algo nuevo, porque nada pasa por tu puerta hace un buen rato.

En esos días me gusta autocompadecerme con comidas que no debería comer (rollos de canela o sánguches de lomo saltado) y canciones de blues que siempre tratan sobre estar blue, triste, condenado a una existencia patética y miserable.

Las pocas opciones que hay han tomado dos rumbos: el de ignorarte o el de olvidarse de ti. No sé que es mejor, que se tomen el trabajo de ignorarte quizá es símbolo de que al menos existes; pero olvidarse de ti, simplemente es signo que realmente no calaste para nada en nadie y que pronto vas a ser un recuerdo vago, una imagen borrosa o simplemente nada. Y cuando los saludes en la calle, no se acordarán de tu nombre, ni de dónde te conocieron.

Todo esto podría soportarlo, sino fuese por tres hechos concretos que enmarcaron mi semana y me terminaron bajando las pilas hasta -100.

El primero fue el viernes pasado, cuando Bea hizo una estupidez. No sé que carajos le pasa últimamente que anda rarísima conmigo. Primero pensé que había sido culpa de su amigo idiota, que por alguna razón había creído que algo podía pasar entre él y yo y al parecer la estuvo jodiendo pidiéndole mi número y que me pasara la voz para salir. Pero la cuadré, le pregunté si eso le molestaba y que yo no tenía intención de nada con su amigo. Me rió y me dijo que no le molestaba y que él era buena gente. No sé exactamente que prentendía con eso, pero lo dejé ir. Luego de un rato, como estábamos en una reunió con varios amigos, insistió en seguir ignorándome, se volteó completamente dándome la espalda y fue tanto que me paré y me fui. Luego de estudiarla un rato, me di cuenta que ella es así: una patana. Porque no me di cuenta antes, no sé. Ahi nomás se me cayó Bea y no tengo ganas de salir con ella un tiempo.

El segundo hecho fue que hay una chica de mi facultad que insiste en taggearme en unos collages que hace con fotos de toda la gente del grupo. Normalmente no me importaba que hiciera estas cosas, pero ya fue el colmo cuando me detuve a leer sus comentarios y chistes idiotas. Realmente es una persona impertinente, pero que puedo hacer, me sigue taggeando en estas imágenes que ella misma pegostea en el photoshop. Imagínense que un dia se le ocurrió recortar nuestras caras y ponerlas en una foto de unas muñecas. ¿Que tienes, tres años? Encima, cada vez que pienso que me va a llegar algo interesante por el facebook y lo abro con emoción es sólo para comprobar que encontró otra foto de, no sé, conejitos blancos o gatitos jugando con una madeja en internet y que se le ocurrió compartirla con todos.

El tercer hecho fue el día que llegué a la oficina y encontré que alguien había movido los parlantes de mi computadora hacia otra. Originalmente mi computadora no tiene parlantes, lo cuál es muy frustrante para poder escuchar algo de música mientras trabajo. Yo no soy de imponer gustos musicales y siempre espero que no haya nadie para poner lo que me gusta o escucharlo en el carro de regreso a mi casa, pero hace un par de días pude sacarle los parlantes a una computadora que los tenía por las puras y me los adueñé. Estuve una semana feliz de la vida, hasta que hace dos días atrás comprobé que alguien -que ya se quien es y me las va a pagar- se tomó la molestia de sacar los parlantes y volver a ponerlos en la computadora original que no los usa. ¿Quién es tan hijo de puta como para darse ese trabajo?

Pues ya encontré al bastardo y me las va a pagar. Se trata de Ricardo, un chico de mi promoción de la facultad que ahora trabaja conmigo. A mi me parece que Ricardo es gay, pero de los solapas, que dice tener novia pero que a su vez tiene amistades turbias con las que hace dios sabrá qué los fines de semana. La vida de Ricardo me llega altamente, pero de cuando en cuando se le da por meterse conmigo y eso ya no lo soporto. Si no es que me hace algún comentario con mi ropa, me insinúa alguna tontería con algún otro chico del trabajo, me hace cosas peores como lanzarle indirectas al jefe de que yo trabajo menos que los demás, o joderme con cosas como indicarme el archivo incorrecto que hay que imprimir. Lo de los parlantes ya fue el colmo.

Tres hechos que coronaron mi semana, al que podemos sumar que susodicho 1 y susodicho 2, mis supuestas opciones de este año, me han abandonado completamente. Uno me ignora, el otro ni me registra.

Dentro de todo este mar de basura lo único que me mantiene a flote, irónicamente, es la tesis. Ayer hice una lista de cosas que voy ha hacer cuando la termine. Esperar algo me sube el ánimo. Me falta poco para acabarla y todo el esfuerzo que me he tomado está tomando forma. Estoy emocionada por eso, quizá lo único verdaderamente real que tengo en mi vida en este momento.

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Uno es ninguno

Le conté finalmente a mi mamá porque necesitaba una segunda opinión y ya me estaba hartando de tener a mi cabeza dándole vueltas al asunto. Me calmó porque me dijo que debo tomarlo como una puerta, aunque para mi más bien es una suerte de huequito en la pared por donde apenas se vislumbra un rayo de luz. Pero para dejar de ser tan fatalista, y viendo las cosas desde la postura del vaso medio lleno, quiero pensar que es una opción. Y hago énfasis en la palabra “opción” porque como ése chico debería de tener 5 otros iguales.

Hablando un poco de eso, me acordé de algo que dijo Pati uno de esos días de oficina que compartimos amenamente junto a otros dos chicos más de mi facultad. Ella dijo, con toda la seguridad del mundo, que cuando salía con alguien no se le ocurría salir con nadie más, entiéndase, tenía un amplio sentido de la fidelidad.

Yo pensaba que no compartía esa opinión, pero hace unos días me di cuenta que me estaba esforzando mucho en agradarle a este tipo, que he visto una vez nada más y con el que converso (si se puede decir conversación a contestar un par de comentarios via facebook) a través de la computadora. Ya sabemos lo engañosos que son esos espejismos que se muestran a través de la pantalla. Escribir es una actividad que requiere meditación, un momento en el que piensas pausadamente qué cosa decir, que lees y relees para corregir. No es algo espontáneo, como podría ser una conversación. Por lo tanto, es fabricado y debemos tomar con pinzas. Pero sobre ese tema ya hablé.

A lo que voy con este post es que yo me pensaba distinta a Pati, pero resulta que cuando me gusta alguien la visión que tengo del panorama se desdibuja y comienzo a ver a través de un tubito de media pulgada. Eso está pésimo, al menos desde mi punto de vista.

Por eso me asusté ayer cuando entré al facebook para ver que de nuevo había publicado. Es decir, ¿de que mierda me sirve tanto afanamiento? De nada. Por eso, en vez de postear alguna tontería y luego ponerme a esperar que me conteste o que me ponga “me gusta” y emocionarme como una cojuda, decidí mandarle un mensaje a Bea y quedar para salir el fin de semana.

Lo mejor en asuntos de ésta índole es olvidarse del tema. Y si piensas en eso, bloquearlo. Y si escribes de eso, dejar de hacerlo. Y para ser consecuente con lo que digo por UNA VEZ en toda mi vida… Me voy.

Una canción para cuando no siempre consigues lo que quieres, pero si tratas, a veces puedes encontrar lo que necesitas.

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Si no te conectas, ¿como esperas que te hable?

Hace un par de días marcó un “me gusta” en una publicación que hice: Se me ocurrió sincerarme en el facebook y puse que bailo igualito a Elaine de Seinfeld. Me pareció gracioso decirlo. Mis amigas respondieron sonseras que ya ni recuerdo. Lo importante fue que él demostró que todavía había una pequeña velita en el camino. Pasaron unos días y se conectó al msn. Después del encuentro cercano del primer tipo me habló por el facebook y finalmente lo agregué a mi lista de contactos. Vini, vidi, vinci.

Pero no, todavía no podemos cantar victoria.

Espero a que se conecte y le hablo. Le hablé dos veces y tenemos conversaciones que no fluyen muy bien. Me doy ánimos pensando que eso es normal, porque igual no nos conocemos mucho. Se me ocurrió publicar algo en el facebook a lo que no respondió con nada. No me rendí, y cuando él publicó algo que podría gustarme, le puse un “me gusta”. Pasaron días y nada. Se conectó una vez más, pero nada de hablarme. Carajo, pensé, ¿ya se fue a la mierda todo antes de comenzar?

Seguí el consejo de mi mamá y le di tiempo. Paciencia y tiempo. No le hablé pero puse algo en el facebook y finalmente me puso un “me gusta”. Me emocioné un rato, pero luego me volví a sentir ridícula. ¿Que cosa es esta de andar poniendo “me gusta” en mis publicaciones, de todas formas? ¿Es señal de algo?

Estoy en plan de esperar. Ya no quiero cometer los errores pasados y andar borroneando a la gente porque no se ajustan a mis ideales. Pero no sé. A veces dudo de que realmente le guste. Otras me convenzo de que este tiempo intermedio es normal, que en efecto ya lo he vivido antes con otros chicos, y que en algún momento las cosas se van a decidir.

Y digo: ¿Y no fue suficiente indicio de que me gusta el ir a su maldito concierto?

Bah… ¡HOMBRES!… Quién los entiende…

Si le pregunto a Pati, ella me va a decir que espere a que él haga algo, porque esa es la forma de ser de Pati, sentarse a esperar que las cosas pasen.

Si le pregunto a Cecilia (otra amiga que recién hace su primera mención en el blog), me va a decir que le hable y que le diga para hacer algo juntos o tomar un café. Porque ella es así, o por lo menos aparenta serlo. Ahora que lo pienso, Cecilia probablemente le hubiera dirigido mas que unas cuantas palabras ese día, pero me agarró el miedo escénico, que puedo hacer.

Si le pregunto a mi mamá tengo que contarle como lo conocí y me va a decir que estoy loca por doble partida porque a Gabriel lo conocí igual. (De repente estoy esperando que sea como lo de Gabriel que pasó bien rápido).

Si bien no soy como Pati y tampoco tan aventada como Cecilia, creo que puedo encontrar un intermedio y tentar algunas publicaciones en el facebook, cosas que quizá le interesen, que le hagan recordar que estoy aquí y que no me voy a ningún lado. Si me habla, algo habré ganado. Tímido no es. Entonces, ¿que mierda le pasa? Mi teoría es que tiene novia, porque raro no es, créanme.

Una canción para los no correspondidos.

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Sobre la supuesta química

Hace tiempo atrás pasaban muy seguido en cable una película con Debra Messing (la de Will&Grace) en la que ella es una mujer que tiene que asistir el matrimonio de su hermana menor justo cuando acaba de romper con su novio de toda la vida, ése que conocía a toda su familia y por el que todos le van a preguntar. Así que en vez de ir sola y según ella, sentirse miserable, contrata a un acompañante por las páginas amarillas que es el churrísimo Dermot Mulroney. 

En una parte de la película el acompañante suelta una frase que se me quedó grabada para el resto de mi vida de manera inconsciente: “Una mujer tiene la vida sexual que quiere”.

Primero reaccioné como Kat, el personaje de Messing, y pensé que eso era una tontería y que yo no tengo la culpa que los hombres que me gustan o son tarados, o tienen novia, o son simplemente raros. Luego de unos minutos me di cuenta que me estaba mintiendo a mi misma y entendí que nadie me estaba obligando a elegir a esos fulanos como posible pareja, por lo tanto, esa frase es completamente cierta y no todo es culpa de una serie de eventos desafortunados.

Es cierto que tengo una tendencia espantosa -no hay otra forma de describirla- a aferrarme a tipos que por una u otra razón me ignoran, normalmente porque tienen novia o un miedo patológico a las mujeres. Hace unos años me pasé persiguiendo a un tipo de manera obsesiva hasta que finalmente gracias a la intervención de mi mamá y amigos me di cuenta que ese tipo me iba a llevar a la locura. En ese caso, él era el raro, y mis avances eran completamente normales, pero si sentí indiferencia de su parte en algún momento, ¿para que carajo seguí insistiendo?

A eso voy. Me gusta obtener lo difícil, lo que no está disponible.  

Por esa razón he rechazado muchas oportunidades de tener algo con muchos hombres, por aferrarme a aquellos que no me daban bola, nada más por mi obsesión enferma de agradarles. Al final, como ahora y como siempre, me quedaba sola igual. El que sí quería estar conmigo se cansaba de perseguirme, y el que se hacía el difícil va a jugar ese papel toda la vida.

Lo más triste de todo era que yo seguía pensando que ese sufrimiento que sentía por estos fulanos que no me daban bola era “química”, y esa sensación de maripositas que uno supuestamente siente por esa persona especial, mientras que cualquier otro no me provocaba nada y me daba lo mismo si me hablaba o no. Mucho tiempo estuve en ese plan de rechazar tipos por las razones equivocadas. Mucho tiempo me tomó darme cuenta que esa emoción idiota a la que llamamos “química” es nada mas que una patraña, y que la verdadera química se trabaja. No necesariamente la primera impresión sobre un fulano te va a decir todo sobre él y ciertamente no puedes forzar las cosas.  

A veces una persona te termina gustando con el trato y eso yo no lo quería entender. Me forzaba a una ideal de pareja que creía que tenía que tener. Si no cumplía con esos requisitos absurdos, al toque asumía que el fulano no iba conmigo. No necesariamente porque tengas gustos en común con alguien significa que va a ser una buena pareja para ti. El carácter de una persona es mas complejo que eso.

En conclusión: Siempre hay que mantener la mente abierta y darle chance a la gente a que muestre todas sus cartas.

Hay una canción de Coldplay que dice que realmente nunca cambiamos, pero yo creo firmemente en que si uno se lo propone puede torcer ciertos hábitos tontos. De hecho no soy la misma que era hace 5 años atrás, eso lo podrían corroborar mis aimgos mas cercanos. Así que a seguir torciendo viejos hábitos. Eso si, cambiar ya no me va a costar 5 años más, se los aseguro.  

Una canción para cantársela a alguien que te guste mucho.

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Encuentros cercanos del primer tipo

Yo no pensaba hablarle.

Quería pasar desapercibida entre lo que yo pensé iban a ser mínimamente 50 personas, dado el número de amigos de su facebook. Pero cuando llegamos al bar y habían cuatro gatos (contando a los tipos que atendían en la barra), y lo vi de espaldas sentado en una silla quería regresar a mi casa porque me sentí ridícula en haber venido pero luego, entre que caminaba hacia la puerta y me acercaba más hacia donde estaba pensé en Gustavo Cerati y me dije a mi msima: “No es momento para ser cobarde”. Así que pasé detrás de donde él estaba hacia el lugar donde encontramos finalmente al resto del grupo de gente con quienes quedé en ir. Bea me había acompañado al lugar y había llamado a algunos de sus amigos para hacer mancha. Ella no sabía de mi plan maléfico. La versión que le había contado era que íbamos a ver unas bandas, punto. No necesitaba saber más.

Me paré en la barra a fumar e ignorarlo y cagarme de risa de tonterías, como si no hubiera ido específicamente a verlo. Ya iba por el quinto cigarro, y pensé que mi plan se había ido al carajo totalmente, ya que estaba a plena vista de todos. Encima se me ocurrió llevar el carro, como para obligarme a no tomar, ya que al día siguiente tenía que ir a trabajar y no pude calmar mi ansiedad con alcohol. En eso, lo vi acercarse. Mi primera reacción fue pensar que iba a pasarse de frente, que no me había reconocido, pero cuando estuvo a mi lado, ya era obvio que había venido a saludarme.

Carajo, pensé, ahora si todo se fue a la mierda. Los primeros minutos fueron incómodos. Hola, hola, que tal, ¿no te conozco de algún lado?, que paja que hayas venido, ah si, bueno vengo a cobrarte la entrada. Supuestamente alguien debió cobrarnos la entrada, pero al llegar estaba tan ofuscada que no me percaté que en efecto nadie nos detuvo en la puerta. A pesar de ser una razón lógica, lo único que me decía en mi cabeza era: No ha venido a saludarte, simplemente vino a cobrarte la entrada. Se lo dije, además. Ah, me vas a cobrar la entrada. Me salió y no pude evitarlo. En ese momento me decepcioné por enésima vez (de él, de todos, de Gabriel, de Santiago), pero mi cabeza me hizo razonar con rapidez y me dije a mi misma que no todo es perfecto, que no puede ser que suceda como en mi imaginación, y que era lógico que nos cobraran la entrada (aunque todavía sigo pensando que no lo dijo de la mejor manera), y que no iba a ser como una de esas comedias románticas donde los personajes dicen cosas maravillosas o todo sucede como se esperaba.

Luego de eso, esperamos mucho y tuve que mentirle a mi mamá para que no se preocupara de que regresara muy tarde. Algunos amigos de Bea se fueron porque al día siguiente trabajaban y las dos bandas anteriores estaban bastante aburridas. Incluso Bea quería irse, pero la convencí con una cerveza más de quedarse. Mi segundo plan, ya que el primero había fallado, fue de hablarle y decirle que me había gustado mucho la banda, sonreír e improvisar un poco, tratar eso de la coquetería y qué se yo. Con eso ya me hubiera sentido lograda. Pensé en maneras de hacerlo mientras soportaba a la primera banda que había llegado dos horas tarde y tocó una pseudo punk que me hubiera gustado cuando tenía 15, no ahora que ya tengo 24. Lo vi entrar y salir varias veces del local, nunca se paró cerca a donde estaba y era complicado acercarme (tenía que pasar delante de la banda que tocaba), quizás con algo de alcohol me hubiera animado a sortear esos obstáculos, pero nunca pude tomarme un shot, y él no se quedaba quieto en ningún lugar. Lo que salvó mi noche no tuvo mucho que ver con las cosas que hice o dejé de hacer, sino con eso pequeños momentos en los que de pronto te decides en ir por un lado y no por otro, de tomar algo y dejar aquello. En una de esas que lo veo entrar y salir, lo seguí con la mirada y lo vi parado en la puerta del local. Él |me miraba. Primero pensé que miraba a cualquier lado, que miraba su propio reflejo en el vidrio, que si estabamos tan lejos no podía mirarme. Recordé entonces como yo si había podido verlo cuando recién llegué al local, justo donde él estaba parado ahora. Me lo quedé mirando, solo para comprobar si de verdad de estaba viendo. Cuando se percató, apartó la vista. Por unos segundos sentí que había ganado algo, que había caído un trofeo invisible desde el cielo y se había posado a mi lado en la barra.

Por eso nada más me decidí ha saludarlo al final del concierto en medio de sus amigos. Si que paja, tocaron de la puta madre, si te paso la voz la próxima. De otra forma, probablemente me hubiera ido a casa sin decirle nada y me hubiera arrepentido de no tomar un poco de riesgo, algo al menos, para no cansarme tanto de la rutina, para sentirme menos monga, menos pava y tener la sensación que esos pequeños pasos que tomo de alguna forma me diferencian del resto de gente que se sienta a esperar que las cosas pasen, que algo de suerte les caiga del cielo.

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Brunito Contraataca

Mi mamá me advirtió, luego de que le contara sobre la fiesta inolvidable, que Bruno 2.0. tomaría repercusiones en el asunto y trataría de alejarme de Pati, aislándole de las amistades que él cree van a perjudicar su relación con ella. Yo traté de llevarme con los demás, pero supongo que es obvio que no estaba cómoda con él y sus amigos tarados.

Por eso me di cuenta cuando Pati me dijo la disculpa que Brunito le había dado cuando nos bajó del carro a una cuadra de su casa : “Yo te dejé ahí porque estabas con tu amiga”. Entiéndase, mejor no salgas con tu amiga, que además es una pesada.

Las repercusiones de ese comentario ya se hicieron llegar. Pati había quedado conmigo para ir a la fiesta de cumpleaños de una amiga en común y cuando le pregunté si iba a ir a mi casa para ir juntas me respondió con un “puede ser” que sonaba más a un “no” camuflado.

Igual, y como no soy una resentida (al menos estoy tratando de evitar serlo), le deseo lo mejor a Pati y ojalá le sirva de algo estar con ese mamotreto de hombre. Espero, por su bien, que no lo tome en serio y que esté pensando en buscar otras opciones.

Que la fuerza te acompañe, Pati.

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La fiesta inolvidable

Hace algún tiempo ya había contado la incursión urbana que hice junto con Pati y su novio, Bruno 2.0. Después que leí ese post me sentí un poco mal pensando que había sido muy dura con su peor-es-nada, pero luego de este viernes he llegado a la terrible conclusión de que no sólo tenía razón, sino que tengo que decirle algo a Pati, o me arrepentiré durante el resto de mi vida.

Todo empezó a las diez de la noche, hora en la que llegué a la casa de Pati. Ella bajó al toque y nos fuimos a la casa del susodicho, que según Pati estaba cerca. Ya de arranque me di cuenta que yo estaba muy arreglada comparada a ella y que estaba en desventaja total porque llevaba tacos. Pensé que caminar unas cuadras no sería problema porque seguro iríamos a un lugar a tomar algo, tipo un lounge o algo así. Nah, la noche me tenía en mente un plan muchísimo más incómodo que ese.

Total, llegamos a la casa de susodicho y nos recibe en la puerta. Su depa no estaba mal, debo admitir. Tenía todo ordenado y además era dueño de un gato, y como a mi me encantan los gatos le di un par de puntos. Luego se los borroneé todos, pero ya llegaremos a eso. Nos sentamos en una especie de sillón sin respaldar -si, no sé como llamarle, digamos que era un hibrido entre el puff y un sillón- y ahí fue donde todo se fue al carajo.

Le pasé la voz al gato y me percaté de que estaba flaquísimo y encima de todo, se me quería trepar al pelo. Sí, al pelo. Yo tengo dos gatas en mi casa y NUNCA han hecho eso con nadie, así que no comprendía porque este bicho de mierda tenía la obsesión de treparse a mi cabello. Lo intentó y traté de safármelo, pero como no quería lastimarlo o que me arañe, llegó un momento en el que se llegó a agarrar con sus uñitas de mi cabeza. En ese momento comencé a gritar: ¡Tu gato me quiere matar!, pero susodicho ni se inmutaba. Para él eso no parecía ser un problema. Su oído estaba entrenado para ignorarme, e ignorar de paso a Pati también. Seguía conversando con sus amigos, un gringo y otro fulano blancón y mas alto que todos con pinta de ser dealer. Finalmente Pati fue la que tuvo que ayudar a quitarme el bicho rabioso de encima. Pasado ese percance, le di un manotazo en la cabeza al gato y se fue corriendo. No se me volvió ha acercar. A pesar de eso no tengo nada en contra de ese gatito. Quiso matarme, lo sé, pero no puedo enojarme con un bichito tan lindo. Al dueño si lo odié, lo odié a la décima potencia.

Bad Kitty

Ahí no acabó la cosa. Media hora después de que Bruno 2.0 terminara de hablar con sus amigos, nos ofreció chela. Trajo dos copas de vino y nos sirvió Cuzqueña. Ya, bueno, supongo que no tenía vasos. En mis días de mas chacra he llegado a tomar chela de una taza de café, no me pregunten dnde ni con quién. Así que la copa de vino se veía incluso un poco elegante. Así transcurrieron los siguiente veinte minutos. Pati y yo de un lado de la habitación tomando de las copas. Al otro extremo, Bruno 2.0 y sus amigos hablando de gente que no conocemos. Aburrido.

Finalmente se dignaron a moverse. Nos levantamos, dejamos las copas, nos despedimos del gato, y salimos. Tomamos un taxi a la casa de otro amigo de Bruno y en el camino él me sorprendió con sus vastos conocimientos de cine.

Resulta que Brunito se fue a polvos azules con Pati y compraron varias películas. Entre ellas, la ganadora del oscar a pela extranjera “El secreto de sus ojos” y de paso, otros clásico antiguos. Brunito estaba emocionado porque había visto el Padrino por primera vez, y en su forma particular de hablar nos comenzó a contar que tal le había parecido: “Putaaaa, weon, el otro día vimos El padriiiiiiinooooo… mieeeeeeeeeeeeerda, que buena actuación la de Marlon Brandon weon, puuuuuta, que maeeeeeeestrooooo… Y puuuutaaa, la pela es reconnnnnntra pajaaaaaa, y no me había dado cuenta ah, pero la primera escena, esa donde sale sentaaaadoooo, aparece al finaaaaaalllll, alucina…”

Yo no le entendí bien, porque la verdad que hace tiempo que vi el Padrino, la primera, pero si recordaba que en la tercera el personaje de Al Pacino sale sentado en un patio donde finalmente muere de anciano. Así que le mencioné si esa escena sale en la primera película, a lo que Brunito me quedó mirando por cinco segundo en desconcierto total, para luego mencionar la pachotada mas ridícula que he escuchado a lo largo de TODA mi vida:

“¿Qué? ¿Son tres?”

NO-ME-JO-DAS.

Como no vas a saber que El Padrino son tres pelas. ¡Es una puta trilogía, pelotudo de mierda! ¿Por que crees que le llamana TRÍ-LOGIA? ¿Ah?

Pati no sabía si reírse o llorar, pero optó por reírse y tratar de obviar el hecho de que su novio es un troglodita. Igual, como yo soy tan paciente con la gente ignorante, le dije en un tono calmado y sereno que sí, son tres películas y de que trataban mas o menos las tres.

“Puuuuuuuutaaaaaa, que alucinnaaaaaaaaaaanteeeeeeee… Hay que verlas, ah, puta, hay que verlas…”

Si, media humanidad las ha visto y él no estaba enterado que son TRES.

Sí, son tres... HUEVÓN!

Finalmente llegamos a la casa de sus amigos. Subimos y nos sentamos en su sala, y ellos comenzaron ha hablar, claro, porque se conocen de tiempo. Pati y yo, sentadas a un costado sin mucho que decir. En ese momento llegué a comprender porque ella me había pasado la voz para ir: Su novio ni enterado que ella estaba sola sentada en una esquina. Él estaba de lo mejor con sus amigos y le importaba un carajo.

Aquí vino otra joyita de ignorancia, pero esta vez fue grupal: En la mesa de centro había un DVD. Brunito lo tomó y mencionó en su tonito de siempre: “Weeeeeonnn, esta pela es bravaaaaazaaa”. Estaba hablando de El Secreto de sus ojos, la pela argentina que ganó el oscar a mejor película extranjera. Por un segundo pensé que quizá Brunito tenía algo de cerebro, pero luego, cuando Pati le pidió que le pasara el DVD comprendí que su ignorancia calaba mas hondo.

La carátula decía: “El secreto de tus ojos 2”. Si, “EL SECRETO DE TUS OJOS 2”. Brunito no se había dado cuenta de ese detalle, hasta que Pati lo dijo en voz alta. Yo le di una mirada a la carátula y me di cuenta que en efecto, si era una película de Ricardo Darín, pero no era El secreto de SUS ojos, sino otra película, de otro director, que justamente se está estrenando en el Festival de Cine que está en transcurso ahora esta semana. Antes de que pudiera decir algo, Brunito arremetió de nuevo:

“Aaalaaaa, ¿hay una secuela? Puuuutaaaaa, hay que veeeeeerlaaaa”

Cualquiera que sepa dos cosas de cine podría comprender algo tan simple: Primero que nada, NO HAY SECUELA, troglodita. Esto no es RAMBO, DURO DE MATAR, RAPIDOS Y FURISOS ni AVATAR, ¿ok? Además, el personaje de Darín es completamente diferente al de la película (me refiero físicamente), encima que la mujer que sale en la portada es otra actriz, y para terminarla, las escenas que salen en la contratapa son actuales, mientras que El Secreto… está ambientada en los 70s. ¿Más? Mira, uno no tiene que ser un experto en cine para tener cierta noción de que una película de ese tipo no va a tener una secuela tan monse como El secreto de sus ojos 2.

Bueno, igual había que saber algo del festival de cine y de Ricardo Darín para saber eso, ¿no? Pero lo más triste es que sus amigos estaban convencidos de que ESA era la pela ganadora del oscar porque ya habían visto parte de ese DVD bamba. No sólo ellos era unos ignorantes al comprar una pela que ni siquiera saben de qué se trata, sino que encima vieron como una hora de la misma y ni siquiera así se percataron que no tenía nada que ver, lo que quiere decir que le importa un pito la película, y no se molestaron en enterarse de la trama.

Pasaron veinte minutos hablando de no entendieron nada porque encima estaba mal grabado el audio -me imagino que debe ser pésimo ya que recién la han estrenado en el festival- hasta que finalmente les aclaré todo el cuento. Brunito fue el mas lento en comprender. Hasta ahora dudo mucho que haya entendido bien que cosa quise decirle.

Putaaa, avisame cuando salga la secueeela... ¿Será también trilogía? DUH!

Antes de irnos a nuestro destino final, pasamos al lado de un mueble que tenía encima una miniatura de un micro colombiano, que es un souvenir común en la gente que viene de Colombia. Yo también tengo uno en mi casa. Brunito ha vivido en Colombia, y nos dijo que él había traído ese micro, pero no recordaba el nombre. Encima de eso, se inventó una historia totalmente absurda: dijo que en ese carro hacían fiestas. Yo sé que eso es mentira, pero no podía contradecirlo porque yo no he estado en Colombia. Sé por amigos que no es cierto, pero no podía asegurarlo totalmente. En fin, Brunito no se acordaba del nombre del carro y se rió solo diciendo que estaba perdiendo la memoria por fumar mucha yerba.

Brunito, por favor, no culpes a la yerba de tener dos neuronas. Eso lo hiciste tu solito.

El resto de la noche fue peor aún. La interacción entre Pati y su novio fue lo peor que he visto en mi vida:

ELLA PAGÓ SU ENTRADA. Resulta que no eran 10 lucas como él pensaba y no tenía mas plata (claro que si tuvo después para la chela) y escuché claramente que le dijo a Pati que si ella le pagaba la entrada. Esto de un tipo de 36 años. Sin comentarios.

IGNORÓ A PATI TODA LA NOCHE. Se la pasó conversando con sus amigos dándole la espalda. No se molestó en presentarla mas de dos veces y habló con mas de veinte personas. Lo lógico hubiera sido llevarla del brazo, de la cintura, presentarla. No, el estaba preocupado de hablar de sí mismo.

NO LE INVITÓ NADA. Encima de gorrearle para la entrada, cuando fue el momento de hacer cola para la chela, él se compró la suya y se dio media vuelta para volver con sus amigos. Yo tuve que meterme en el tumulto de gente y comprarle la cerveza a Pati.

NO QUERÍA IRSE. Yo estaba muerta. No había donde sentarse, donde estar, mas que parados en medio de un pampón. Le dije a Pati para irnos y ella le dijo a él, pero cada vez que mencionabamos la idea, se desaparecía en el tumulto de gente. “Putaaaa, todavía es tempranooooo”, decía.

Y la perla de todo fue cuando nos regresamos finalmente, a las cuatro de la mañana, en un taxi comunal. La idea era dejarnos en la casa de Pati a ella y a mi para que yo tomara mi taxi seguro. Lo llamé saliendo del local y justo cuando estabamos a dos cuadras de la casa de Pati, el huevón se volteó y nos preguntó sino queríamos acompañarlo a Vivanda a comprar toallas. ¡A LAS CUATRO DE LA MAÑANA! ¡A COMPRAR TOALLAS! Le dije que no, que mi taxi seguro ya estaba ahí. Pero entre que él dijo eso y yo le respondí el taxi avanzó una cuadra. En vez de decirle al taxista que se dé la vuelta, nos miró y nos dijo: “Bueno, el taxi ya avanzó pes, bájense acá”.

No debí bajarme, pero lo hice. Pati ni se inmutó, me siguió como borreguito y nos bajamos. Yo ya quería irme a mi casa y terminar de una vez por todas con esa noche de mierda. Mi taxi ya me esperaba. Me despedí de Pati y me fui.

Luego de pensarlo el resto del fin de semana, me doy cuenta ahora que Pati está en crisis. No ha olvidado a su novio anterior, Bruno 1.0. Lo sé porque en un momento casi llama a este fulanito por el nombre del anterior. Lo sé porque está con este imbécil pobre diablo por no estar sola y está dejando que la pisoteen. Lo sé porque hace poco que su novio anterior se casó con la tipa por la que la dejó.

Este tipo no es nada, ni físicamente y mucho menos mentalmente. ¿Entonces que hace un chica simpática como Pati con estre baboso? Simplemente no quiere estar sola. Hace unas semanas atrás ella me contó que le preguntó si ya era novios o no, osea que si ya estaban como pareja o saliendo. Él le dijo que sí, que son pareja, pero… ¡por favor! ¡Como vas a tratar a tu pareja así! No hay forma.

Hoy le mencioné levemente el tema a Pati, ya que trabajamos juntas. Le dije algo de que si a ella la deja en su casa o si la deja en la calle como a nosotras el otro dia. Ella me dijo que él la llamó a disculparse por dejarnos ahí. Pero, ¿de que sirve disculparse? Su primera reacción fue botarnos del carro. Eso lo dice todo.

Yo sé que ella no está enamorada. Sabe que él es un idiota. Pero está con él porque está en crisis. Quizás incluso piense que Bruno 1.0. va a regresar, que va a dejar a su esposa y va a regresar con ella. Supongo que tendré que tomar valor y enfrentarla a la realidad, de una vez por todas romperle la burbuja, aceptar las consecuencias y gritarle: ¿Donde mierda está tu cabeza?

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Quizás, quizás, quizás

El lunes se me ocurrió revisar mi horóscopo para esta semana. Me dijo una cosa que tengo bien presente por lo que me ha sucedido hoy: iniciarás una relación laboral con un amigo de tiempo.

Normalmente estos horóscopos dicen puras patrañas, pero hoy se cumplió el vaticinio: Me llamo Pati, la que anda con Bruno 2.0 y me avisó sobre una oportunidad laboral interesante en la oficina en la que trabaja. Fui, vi, y salí con una promesa de sueldo no tan buena como hubiera pensado, pero con ganas de un cambio, de que algo pase, de que las fichas cambien en mi vida.

Yo soy de las personas que cree que si empujas el cambio en tu vida, tienes mas posibilidades de que algo bueno te pase. No es cosa de forzar las situaciones (porque créanme que hay situaciones que son imposibles de forzar), pero si hay una oportunidad que parece buena, deberías tomarla.

Hoy me pasó eso. Sentí que la situación ameritaba un cambio y tomé una decisión: Decidí tomar el trabajo porque me gustó el ambiente, la gente, mi jefe, y los proyectos que puedo realizar ahí. Mis papás no estaban muy emocionados, porque creen que voy a dejar de lado la tesis que ya vengo haciendo dos años, pero yo estoy convencida de mi capacidad para hacer las dos cosas al mismo tiempo. Ellos dicen que me van a apoyar, y les creo, pero sé que piensan que todo es una pésima idea.

Pero lo más importante para mi ahora es que tengo ganas de cambiar. Con el tiempo voy a saber si mi decisión fue buena o mala, y si mis papás tuvieron la razón. Pero ahora, con este ánimo de probas cosas nuevas, no sé, me siento feliz, siento que por fin estoy dando pasos para dejar el pasado por fin ahí donde debe estar: en el pasado.

Otra cosa que dijo el horóscopo es que esta semana voy a conocer alguien nuevo y que va a ser una relación llena de pasión. PASIÓN. Ja! Bueno, vale la pena tener la esperanza, ya que al menos le atinó a mi situación laboral, quizás, quizás, quizás, por fin se dé algo de estabilidad en esa área de mi vida.

Cruzaré los dedos.

Ahora algo de música. Acabo de descubrir a los Black Keys y esta canción me pone de buen humor.

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Danger! Danger!

Insisto. Yo debería llevar una advertencia escrita en la frente o en la ropa que diga lo siguiente: Producto altamente inestable. Manejar con cuidado.

Ya me ha sucedido unas cuantas veces. Eso de que me gusta -o creo que me gusta- un chico, amigo de un amigo, primo de una amiga, ex novio de una amiga, un fulano x que conocí por ahí, y de pronto me alucino todo un romance con el tipo en cuestión, hasta que, por alguna razón simplemente el tipo me comienza a desagradar.

Hay cosas por las que una persona te puede comenzar a desagradar. Que de plano no te agrade físicamente (por eso evito las citas a ciegas), que te fuerce un contacto físico (digamos, que te ponga la mano en la cintura cuando acaban de conocerse), que diga alguna pachotada (como comenzar ha hablar de su ex). De ahí en adelante, en lo que a mi concierne, depende mucho de cómo la cita se desarrolle, y de que otros aspectos entren en juego para que ese pequeño momento de incomodidad no se convierta en el tema alrededor de donde gire toda la velada y termines recordando esa noche como una de las peores de toda tu vida.

Pero retornando a lo que decía en las primeras lineas de esta posteada: Yo debo venir con advertencia. Muchas veces he cambiado de opinión radicalmente sobre una persona a la que le di luz verde para avanzar. Eso ha confundido a muchos hombres y de seguro muchos de ellos me deben odiar. Podrían apodarme “la termo” tranquilamente. Y es que mi brújula no andaba del todo bien. Le daba oportunidad a verdaderos tarados. Tal vez había algo de menosprecio en mis elecciones. Menosprecio por mi misma, quiero decir. No lo sé.

Me atrevería a decir que esos días ya acabaron. Que ahora soy mas segura de mis decisiones sentimentales. Pero probablemente sea así hasta que me muera. Loca bipolar.

Yo creo que muy poca gente sabe que cosa realmente pasa por mi cabeza, y como no anticipan lo que voy ha hacer, les saca de cuadro cuando tomo una decisión. No sé si eso es bueno o malo. Supongo que en términos de relaciones emocionales, es pésimo, pero cuando tenga una relación seria (una que dure mas de dos meses), les diré si esa afirmación es cierta o no.

Y hablando un poco sobre la vida sentimental en general, ahora que está de moda conocer gente por el facebook (amigo de un amigo y eso…), hay que tener mucho cuidado de no fiarse mucho de lo que sale en la pantalla.

O más bien, verlo como un preview.

Para mi el facebook muestra 10% de lo que es una persona, sino menos. Nada, nunca, en ningún caso, puede compararse al hecho de conocer a alguien personalmente. Está bueno para iniciar algo, un primer contacto, como para atraer a alguien a querer conocerte. Pero hasta ahí nomás.

Es como querer criticar una película solo habiendo visto el trailer. Imposible.

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